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domingo, 21 de noviembre de 2010

Diez menores de entre 13 y 14 años inician trámites para cambiar de sexo

La asociación Gamá asegura que "la tasa de transexualidad en Canarias triplica la tasa nacional". Van acompañados por padres o tutores en busca de ayuda

HARIDIAN DEL PINO Diez menores han iniciado los trámites para cambiar de sexo en los últimos tres años en Canarias. Los adolescentes, con edades comprendidas entre los 13 y 14 años, han acudido junto a sus tutores legales al colectivo Gamá en busca de asesoramiento para afrontar el proceso transexualizador.

En enero de este año un menor de 16 años se sometía por primera vez en España a una operación de cambio de sexo tras recibir la autorización del juez. El joven, que sufría disforia de género –es la disconformidad que siente una persona cuando su sexo biológico no concuerda con el percibido como propio– desde los cinco años, pasó por el quirófano para dotarle de los órganos sexuales de una mujer. La ley permite la intervención quirúrgica de reasignación de sexo a los menores de 18 años siempre que tengan el permiso de un juez. De hecho, el médico que operó a este menor de 16 años en Cataluña aseguró tras la intervención que "operarse lo antes posible comporta más beneficios" aunque hay que analizar y estudiar cada uno de los casos que se presentan.

A raíz de esta primera operación en España, la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (Felgtb) solicitaron que las operaciones de reasignación de sexo en menores se puedan llevar a cabo sin necesidad de una autorización judicial puesto que, a su juicio, este tipo de trámites retrasan la intervención y vulnera los derechos del menor.

"Cuando acuden a nosotros se les hace una valoración psicológica, se les facilita toda la documentación y los trámites y también son acompañados durante todo el proceso transexualizador", explica la responsable de la Unidad de Servicio Gamá Imago y psicóloga, María José Hinojosa.

A pesar de que la tasa de transexualidad en Canarias triplica la nacional, lo cierto es que la sociedad sigue mostrando reticencias hacia este colectivo. Un ejemplo puede ser el hecho de que la transexualidad continúe siendo considerada como un trastorno mental en los manuales o el periplo por el que tienen que pasar las personas con disforia de género cuando acuden a los servicios sanitarios en busca de ayuda.

Por estos motivos, las asociaciones llevan años solicitando que la transexualidad pase de ser considerada un trastorno mental a una cuestión de salud. Asimismo, siguen pendientes de que el Gobierno canario apruebe el protocolo que ordenará las actuaciones sanitarias que se deberán llevar a cabo para atender a las personas transexuales.

Según los datos que maneja la Federación Española podrían haber repartidos por todo el territorio español entre 20.000 y 30.000 transexuales. Sin embargo, no existen datos concretos sobre el número de personas que sufren disforia de género.

La entrada en vigor de la Ley de Identidad de Género en España en marzo de 2007 permitió a las personas transexuales modificar su nombre y sexo en sus documentos de identidad sin tener que haber pasado por una operación y sin procedimientos judiciales. A juicio de Hinojosa, "esto ha supuesto un punto de inflexión importante para estas personas".

La semana pasada la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales daba a conocer que "más del 80% de las transexuales en España viven una situación de exclusión laboral en la que la única salida es la prostitución, que no es una opción libre ni elegida voluntariamente". Sin embargo, la responsable de la Unidad de Servicio Gamá Imago explicó que "de más de 60 mujeres que hemos atendido en el servicio podrían estar ejerciendo la prostitución unas 30".

De la misma manera, María José Hinojosa apuntó que "hay un gran número de mujeres que están perfectamente integradas en la sociedad. Los casos de prostitución normalmente se dan en personas con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años que no tienen apoyo familiar ni social y con un escaso nivel formativo que le impide acceder al mercado laboral".

La presidenta de Gamá, Silvia Jaén, recordó que "los procesos para el cambio de sexo en las mujeres son mucho más largos que en los hombres". Además, comentó que "la sociedad es más exigente con las mujeres y con su físico, pues si una mujer tiene barba o es más corpulenta, se dudará de su feminidad. Sin embargo, en el caso del hombre (mujer que ha cambiado de sexo) no se duda de su masculinidad".

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